Psicología Neukölln

Soy psicólogo egresado de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Resido en Berlín desde el 2008 y casi inmediatamente comencé a trabajar en mi profesión. Tengo experiencia propia (y mucha a través de otros) de lo que significa llegar a un país nuevo y distinto. La inmigración es un proceso muy difícil y pesado. Por un lado, uno arriva a un nuevo lugar con una cultura e idioma distinto (esto requiere de un gran esfuerzo para aprender y adaptarse al nuevo ámbito). Por otro lado, se ha dejado atrás su ciudad de origen, su familia, sus amigos y sus costumbres, es decir, el lugar donde uno se sentía más acorde e integrado. Por tal motivo, simultaneamente, también debe realizarse un duelo por el confort que se dejó. Este doble proceso, el de aprender lo nuevo y asumir lo dejado, suele alterar nuestro equilibrio psíquico. ¿De qué forma se hacen visibles estas alteraciones? Con la reaparición de problemas que uno creía haber resuelto, o que persistían, pero lo teníamos más o menos bajo control; o, inclusive, nuevos síntomas de los cuales antes nunca habíamos tenido. La inmigración no es la causa de nuestros problemas, pero nos insume tanta atención y energía que nos deja más o menos desamparados ante la nueva realidad